26 noviembre 2009

Daredevil

El amor es ciego, pero lo vecinos no
Noel Clarasó


El paciente de esta semana empezó a verme por una crisis de identidad. Al principio de su carrera, se creía Ágatha Ruiz de la Prada (o eso deduje por lo colorido de su indumentaria). No tardó en recuperarse, pero casi inmediatamente ocurrió algo extraño y es que llamándose Matt, todo el mundo se empeñaba en llamarle Dan. Supusimos que tenía cierto parecido físico con algún jugador de fútbol, ya que concretamente se referían a él como Dan el Defensor. A ambos nos chocó tanta fama para un zaguero invidente, pero cosas más raras han ocurrido (Serafín Zubiri).

Reconozco que al principio acepté este caso para recibirle de noche y recortar la factura de la luz de una forma que no sería posible con otros pacientes, pero al final ha acabado por despertar mi interés. Sobre todo por su indumentaria. ¿Saben que una novia le ayudó a diseñar el traje? Ustedes fíjense en la cabeza y puede que empiecen a entender el desastre de la vida sentimental de este hombre.

Puesto que se hace llamar "el hombre sin miedo", no creo que tenga problema en afrontar los ejercicios que le he propuesto. Salvo que sea una afirmación de esas como cuando una revista dice que Adrian Brody es el hombre más sexy del mundo. ¿De qué mundo?

  • Preguntar a las chicas que conoce por Internet de dónde sacan sus nicks. Y desconfiar por sistema si son del tipo Viuda Negra, María Tifoidea.
  • Mientras supera esta fase de problemas con las mujeres, dejar de considerar a La Mano una enemiga.
  • Tomar nuevas clases de artes marciales. Con la de las palizas que le han caído ya, es el momento de considerar que un invidente con un maestro invidente a lo mejor no es la mejor idea.
  • Dejar de usar las excusa de la ceguera cuando le preguntan si ha visto la versión cinematográfica con Ben Affleck. ¡Que lo asuma de una vez!
  • Dejar de ser abogado. O en su defecto, dejar de afirmar que quiere lo mejor para la humanidad. Ambas cosas son incompatibles.


Y no olvidemos darle las gracias a nuestro editor invitado, el gran Edu. Un aplauso, ¿no?

19 noviembre 2009

House

El hombre sano no tortura a los demás; generalmente son los torturados los que se convierten en torturadores
Carl Gustav Jung

Hay pocas cosas peores para un profesional de la salud que tener que tratar a otro profesional de la salud. A menudo es como si un mago fuera a la sesión del cole de su hijo, a verle hacer un número con el magia Borrás. O como obligar a Berlusconi a ver El padrino. O una película porno. Es más: es como obligar a Berlusconi a ver una película de Pajares y Esteso.

El problema del paciente de esta semana ha sido mal diagnosticado varias veces. Hay quien atribuye su constante bordería a la lesión de su pierna e incluso a un divorcio mal superado. Yo no lo creo. Fíjense que sólo trata con interés los casos más complicados y de personas con el nivel económico lo bastante elevado como para permitirse costosas pruebas. Sin embargo, a los que acuden a él por la consulta del seguro, les ignora y torea abiertamente. Además, trata fatal a sus empleados, con condescendencia a sus compañeras femeninas y con severos prejuicios a las personas de color (negros). Creo que no hace falta decir más: House está siempre a la bronca porque es del PP.

No tengo claro que esto sea tratable, pero aún así, hay varios ejercicios que podemos intentar para ponerle de mejor humor:

  • No tratar siempre de demostrar que es el más listo. Especialmente en mi consulta.
  • Compararse de vez en cuando con gente que está peor que él. Si en su entorno no las hay, puede poner Hospital Central.
  • Hacerse un twitter. Internet es ese sitio dónde soltar borderías es una virtud. Alternativamente, meterse en política.
  • Leer a Paulo Coelho. O cualquier otro escritor humorístico.
  • Desayunar bizcochitos All-bran. Dicen.


12 noviembre 2009

George Lucas

Bienaventurado el que tiene talento y dinero, porque empleará bien este último
Menandro

Los habituales de esta consulta se habrán percatado de que esta semana hemos salido con un par de días de retraso. Ha sido debido a las obras de remodelación necesarias para acoger al paciente de esta semana. No me entiendan mal, él no es muy grande, pero hubo que tirar un par de tabiques para que entrara también su ego. Ya que estamos, a partir de ahora saldremos los jueves, que para muchos es el nuevo viernes, pero para nosotros será el nuevo martes. Que martes y viernes coincidan en el mismo día no puede ser algo malo, salvo que estés en la isla de Perdidos.

El problema del señor Lucas, dicho sea como cineasta, no como pato, es que en algún momento decidió asumir como lema vital la máxima de Homero: "todo el mundo es idiota menos yo". Perdón, me sobró una "o" en el nombre.

Este tremebundo complejo de superioridad le ha llevado a fundar lo que para muchos es una religión: la Fuerza. Pero él se muestra por encima de cualquier religión. Hasta que se dé cuenta de la de muñequitos y merchandising que mueven los católicos. Hay quien dice que el movimiento ha sido a la inversa y que es el Vaticano el que ha tomado nota de las tácticas de Lucas. Eso explicaría por qué han puesto al emperador Palpatine de consejero delegado.

Con todo lo dicho, decidí ponerle una serie de ejercicios con el fin de que mejorara. "¿Mejorar?", me respondió. "Si quisiera mejorar, dirigiría mi terapia yo mismo". El pobre. Así con todo, los ejercicios propuestos son los siguientes:

  • Antes de sentarse a escribir nada, acudir a una tienda Disney. Cuando tenga aborrecidos los muñequinos, entonces podrá escribir.
  • Asumir responsabilidades por los actos fallidos. Por ejemplo, no contratando como protagonistas a actores malos para tener a quién echar la culpa.
  • Ver Pocoyó. Una vez acabado el capítulo reflexionar sobre cómo los niños pequeños tienen sus necesidades audiovisuales cubiertas y por qué sus películas pueden ser para personas más mayores.
  • Ver alguna película de animación digital española. Confío en que así se dará cuenta de que no todo lo que se hace por ordenador es bueno.
  • Comprarse un cuello.

03 noviembre 2009

Pepito Grillo

Buenos amigos, buenos libros y una conciencia adormecida: esta es la vida ideal
Mark Twain


Uno de los mayores males que aquejan a mi profesión es la pereza. ¿Cuántos oficios cuentan en sus despachos con un sofá, un diván o un asiento extremadamente cómodo? Descontando a los productores de cine y directores de casting, claro está.

Esa pereza inherente es la que nos hace tratar a nuestros pacientes durante largos periodos. Algunos maledicentes dicen que es para ganar más a base de eternizar los tratamientos. ¡Ni mucho menos! Es sólo que para qué vas a diagnosticar hoy, pudiendo hacerlo la semana que viene. Total, el paciente ya está mal, qué prisa hay.

Por todas estas circunstancias es por lo que se hace importante tener una sonora voz de la conciencia y así contacté inicialmente con este Pepito Grillo. Pero le vi que no estaba muy fino y el tipo empezó a insistirme en que si le veía mal, debería tratarle. Y gratis. Si no me sentiría mal todo el tiempo. Al final, accedí.

Es muy bueno, el ca...

La rápida conclusión fue que había que hacer algo con su adicción al trabajo. Y en la última sesión, le puse una serie de ejercicios.

  • Dejar de trabajar por cuenta propia. Probar en otras empresas del ramo como El cobrador del frac o como dependiente de Natur House.
  • Rehusar el consumo de sustancias para maximizar su rendimiento. Para que entienda la importancia de este punto le pedí que analizara cómo mejora su desempeño el hecho de ver hadas azules.
  • Ponerse límites. Nadie dirá que ha hecho mal su trabajo si no se deja comer por una ballena.
  • Humanizar a sus clientes. Son personas, no trozos de madera.
  • Tratar de hablar las cosas a la cara. Estar todo el día ahí, diciéndole a la gente al oído lo que debe hacer y no acaba por traerle una mala fama que luego tiene que compensar con excesos de trabajo. Una forma de evitar que dedique más horas de las debidas a su empleo es especializarse en asesoría política, aunque parece ser que no hay demanda para su perfil. La crisis, supongo.


Copyright © 2009 Superegos, la serie All rights reserved. Theme by Daniel Solana Tacón.