23 diciembre 2009

Papá Noel (Santa Claus)

Dejé de creer en Santa Claus cuando mi madre me llevó a verle a una tienda y me pidió un autógrafo
Shirley Temple

Navidad es la época para los grandes emprendedores: siempre se ha dicho que en esta época del año un par de personas inició un negocio en una especie de zaguán que acabó por convertirse en una organización extendida por todo el mundo. Pero no sólo está el caso de Microsoft, también el paciente del que os hablo esta semana.

Este hombre empezó como deshollinador metiéndose por las chimeneas. Pero parece que está el tema como con los fontaneros, sólo que encima hay muchos menos en el negocio. Conclusión: con lo que saca currando un día, saca para pasar todo el año. Bueno, como el calvo de la Navidad ese que sólo sale una vez al año por la tele para contar un cuento bonito y lleno de buenas intenciones. El rey, digo.

Como coincide que esta semana me ha dicho que tiene lío y que yo me pienso lobotomizar a base de comer, le daré margen, pero espero que empiece a ponerse las pilas con los siguientes ejercicios:

  • Relejarse en el debate político. Está bien ser republicano, pero hay diferencia entre eso y ver a los reyes como su competencia.
  • Si se está quedando calvo, se está quedando calvo. No lo evitará llevando puesto todo el día el gorro de dormir.
  • Llevar a sus mascotas al veterinario cuando le necesitan. Un buen índice de esto es que tengan la nariz roja y brillante.
  • Es cierto que es de mala educación no degustar las viandas de la esforzada invitación de un anfitrión. Pero una galleta por persona cuando se visitan 6.000 millones en una noche quizá sea un exceso. Por mucho que le pique Falete.
  • Si ve elfos... bueno, no, lo de los elfos lo hace bien: puestos a ver seres bajitos y de voz chillona, ¿qué mejor que ponerles a trabajar repartiendo ilusión? Algunos también lo ven como esclavismo, pero no es nada que no haga la Organización Nacional de Loterías y Apuestas del Estado con los niños de San Ildefonso.

17 diciembre 2009

Mario

No es sólo no hay Dios, además intenta conseguir un fontanero en domingo
Woody Allen

Superada la aversión a los puercoespines, por fin me puedo poner con el señor Mario en trabajar otros aspectos de su patología. Lo cierto es que ha sido una labor ardua. El pobre hombre veía erizos por todas partes: incluso en esos delirios que tiene en los que cree participar en las Olimpiadas. A Italia le ha venido muy mal históricamente que Bud Spencer fuera nadador olímpico. Eso de "si quieres, puedes", está muy pasado de rosca desde Paulo Coelho. Aunque, claro, a él le ha venido bien: sin saber escribir ni nada, miren dónde está. Lo que me recuerda que tengo que cambiarle la cita de la semana que viene. No sé qué me ha dicho de una conspiración del Universo. Luego le preguntaré al Wyoming si tiene algo que ver.

Pero estoy divagando. Estoy muy contento con la evolución del señor Mario, especialmente por lo mal que ha ido hasta ahora. El hombre empezó viendo monos gigantes, pero eso no es tan extraño en según qué región de Italia y según cuales sean las tradiciones higiénicas de tu familia. Luego pasó a ver dinosaurios más allá de las noticias de política. Acabó con un delirio paranoide de que era la persona más conocida del mundo. Chuck Norris le perdone.

Avanzamos a saltos con este hombre, así que espero tener buenas noticias después de que haga los siguientes ejercicios:

  • Cambiar la estrategia de márketing de su empresa de reformas. Es evidente que si te lías a cabezazos con los techos, alguien tendrá que repararlos y eso hará que el dinero surja a su alrededor. Pero a la larga te lo dejas en seguros.
  • Si su rival por el amor de una mujer es una versión sucia y descuidada de sí mismo (al que se refiere como "Wario"), basta para eliminar su preocupación que se duche de vez en cuando y que haga dieta.
  • Comer vegetales es sano, pero no te da superpoderes. Salvo que seas Ghandi.
  • Relajar sus relaciones interpersonales en el trabajo. Para triunfar no es necesario pisarle la cabeza a todo el que se interponga en su camino.
  • Evitar las tiendas de mascotas. Al menos hasta que consigamos reprimir esos impulsos tan raros que tiene cuando ve una tortuga.


Y gracias a Edu que, como si fuera un banco, nos ha proporcionado la ilusión del dinero.

10 diciembre 2009

Albus Dumbledore

Sin educación corremos el horrible y mortal peligro de tomarnos en serio a la gente educada
G. K. Chesterton

Hay algunas cosas incomprensibles de los magos. Si son capaces de sacar dinero de detrás de las orejas de la gente, ¿por qué cobran entrada? Si convierten los doses en ases, ¿por qué no se dedican profesionalmente al poker? Y, sobre todo, ¿por qué son tan cerdos? En serio, ¿por qué el ser un hechicero venerable te exime de cortarte el pelo y afeitarte?

En el fondo, los magos son unos frikis. De libro: no salen de sus estancias, cubiertas de libros y objetos extraños de uso indeterminado. No se cortan el pelo, no se afeitan y usan caftanes y otras prendas que, como muy bien nos enseñó Homer Simpson, son propias de los obesos. Y cuando hablan de sus aficiones, nadie que no sea de su propio ámbito les entiende.

Otro dato preocupante es la querencia que tienen por los más pequeños. ¿En qué piensan los padres para llevar a personas con estos antecedentes a los cumpleaños de sus hijos? De momento yo se lo tengo prohibido al señor Dumbledore. No sólo eso, sino que también le he pedido que haga una serie de ejercicios:

  • Contactar con una empresa de recursos humanos para que gestione las contrataciones en su empresa. Está claro que el nepotismo que le ha guiado hasta ahora ha dado pobres resultados.
  • Asumir que con su edad hay cosas que ya no se obtienen con sólo sacudir la varita.
  • Estar con chavales jóvenes todo el rato y comportarse como ellos no le rejuvenece, sino al contrario. Debe pasar más tiempo con gente de su edad. No tendrá problemas en contactar con Fraga.
  • Elegir con cuidado sus palabras con según qué personas. Hay gente que le dices "me vas a matar" y se lo puede tomar demasiado en serio.
  • Cumplir con la normativa europea y retirar todos los símbolos religiosos de su escuela.

03 diciembre 2009

Hiro Nakamura

No hay mejor manera de descubrir si te gusta una persona o la odias que viajar con ella
Mark Twain

Pobre señor Nakamura. Al principio acudió a mí porque porque se sentía desubicado. Una vez le expliqué en qué calle estábamos, decidió venir a la consulta para intentar dejar de ser friki. Tengo que reconocer para mi vergüenza que por entonces pensaba que era algo tratable, como ser gay o negro. Grandes trabajos los que hice con el novio de Falete y Michael Jackson.

Con el paso del tiempo, el problema ha derivado en dificultades de aceptación de la volatilidad de la fama. No tiene que ser fácil asumir que Los Serrano han resultado ser una serie más exitosa que la tuya. Heroes, el Joselito de la ciencia ficción televisiva.

Para reforzar su autoestima, y para evitar que siga dando gritos en mi consulta (y porque es lo que hago todas las semanas, caray), le he recomendado una serie de ejercicios:

  • Cambiar de lema. "Salva a la porrista, salva al mundo" le puede acarrear problemas con Pedro Jota. Es muy sensible.
  • Afiliarse al PP. Porque no es bueno dejar de vivir en el pasado de repente.
  • Los tebeos de superhéroes están bien, pero se agobia mucho con ellos. Mejor leer también El Jueves de vez en cuando.
  • No comentar eso de que puede viajar gratis y sin abono de trasportes cerca de Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón. El haitiano podrá anular poderes, pero estos dos pueden hacer que dejen de ser rentables.
  • Dejar de retorcer el tiempo y el espacio. No sé a quién le toca luego plancharlos, pero no creo que le siente bien.

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