La realidad es fácil. Es el engaño lo que tiene un duro trabajo
Lauryn Hill
Es algo que me tengo que mirar a mí mismo, pero me da mucha rabia la gente que lleva gafas de sol todo el tiempo, aunque esté en sitios cerrados. Es algo completamente irracional que me ha hecho cogerle tirria incluso a Stewie Wonder. A Carlos Fabra no. No por las gafas de sol.
Lo del señor Anderson ha sido peculiar. Cuando le vi la primera vez, pensé por su atuendo que era una conocida estrella de rock; aunque, en seguida pasé a creer que vestía así por ser fan de Crepúsculo. Con lo llorica que ha resultado ser, comienzo a sospechar que es un emo.
Sin embargo, sigo avergonzado por haber confundido con alguien popular ¡a un informático! Creo que el chico se lo tiene algo creidito, así que me he propuesto bajarle los humos con algunos ejercicios:
- Replantearse su posición en el trabajo. Desconozco el tamaño de su empresa, pero que sea el único programador más que convertirle en el elegido, le convierte en el que se come todos los marrones.
- Dejar de golpear a todo el que lleve traje y gafas de sol. Mientras lo consigue, es mejor que deje de frecuentar edificios de oficinas.
- Sonreír. Esto es un ejercicio no ya psicológico, sino físico, para que no se le atrofie la musculatura de la cara. Adoptar cualquier expresión facial, la que sea, estará bien.
- Cuando empiece a ver que las cosas pasan a cámara lenta, no es porque sea el rey de la fiesta, sino porque ha llegado la hora de ir a acostarse. Lo que nos lleva al último y más importante punto:
- Recordar las sabias palabras de su mamá y no aceptar caramelos de extraños.
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